Kin Maya Personal

El Kin Maya Personal está integrado por un sello solar y un tono lunar, nos dice la vibración energéticas que adquirimos el día en el cual nacimos, nos proporciona información que nos permite evolucionar como seres humanos.

No se trata de un signo como el que comunmente conocemos desde la Astrología tradicional. Verás que cuando conozcas tu kin no habrá una lista de aspectos positivos y negativos, ni caractarísticas que determinen tu caracter o personalidad.
Para comprender nuestro Kin Personal es importante cambiar algunos conceptos y actitudes que hemos adquirido culturalmente... Es fundamental dejar de lado los conceptos "bueno" y "malo", el juicio hacia nosotros mismo y los demás, y a nuestro ego.

Un Kin Maya contiene ciertas pautas que nos proponen una misión particular, dinámica y conectada constantemente con otras energías. Es el inicio para recorrer una red energética que nos permita darle sentido a nuestra vida y la relación que entablamos con los demás. Indica tendencias generales y propuestas que, con nuestro libre albedrío o voluntad, asumiremos en mayor o menor plenitud. No contiene aspectos negativos, todo se presenta como un ideal de Luz (todos somos seres de luz) que se nos propone como misión a realizar o como punto de consciencia interior a desarrollar.

Muchas veces, vivimos nuestra vida como si no fuera a acabar o esperando que llegue tal o cual cosa, o acontezca alguna situación en particular, para responder a ese llamado de despertar de la consciencia, de conectar con nuestra luz, de la manera más adecuada o plena posible. Está en cada uno de nosotros dar el primer paso.
Si no estamos a la altura de ese llamado o no tomamos la decisión de dar ese paso, prolongaremos un tiempo más ese andar por la vida entre luces y sombras, hasta que ejerzamos libremente ese derecho a evolucionar que cada uno de nosotros tiene.

Por ello, es beneficioso el conocer nuestra vibración energética personal, reconocernos en nuestra frecuencia original y nos vincula con el Universo, la Naturaleza, la Divinidad, con nuestra esencia. Esto propicia la armonía, el equilibrio y el respeto con nosotros mismos primero y luego con todo lo que nos rodea.

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